A lo largo de mi carrera, me he especializado en el tratamiento de adultos que enfrentan trastornos de ansiedad, depresión, crisis vitales, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno límite de la personalidad.
Trabajé durante 24 años en el Hospital Italiano de Buenos Aires, en el servicio de Neurología de adultos, donde me desempeñé como neuropsicóloga especializada en la evaluación y diagnóstico de trastornos cognitivos.
Mis primeras experiencias profesionales fueron en el área de discapacidad, donde coordiné grupos en un centro educativo terapéutico para adultos con necesidades especiales. Allí, contribuí a su formación para integrarse en diferentes empresas.
Mi enfoque se centra en aplicar conocimientos y técnicas basadas en la evidencia para promover el bienestar mental y emocional, adaptando cada tratamiento a las necesidades individuales de los pacientes.
La pandemia global destacó la necesidad de expandir los servicios psicológicos a una audiencia más amplia y diversa. A nivel mundial, la crisis sanitaria dejó profundas huellas en la salud mental, generando un aumento en los casos de ansiedad y depresión debido al aislamiento prolongado y la incertidumbre generalizada.
La forma en que nos comunicamos y nuestras interacciones cambiaron drásticamente. A pesar de los avances tecnológicos que facilitaron la comunicación a distancia, también se observó una reducción en la interacción social y un aumento en el sentimiento de soledad.
Hoy, muchas personas buscan un espacio seguro para hablar sobre sus problemas y obtener una nueva perspectiva sobre sus conflictos. Mi objetivo es facilitar el encuentro entre los consultantes y el terapeuta adecuado, considerando cada necesidad específica y seleccionando al profesional que mejor se ajuste a cada situación.
La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) integra aspectos cognitivos y conductuales en su enfoque. Reconoce que la conducta resulta de la interacción entre pensamientos, emociones y acciones. Por lo tanto, trabaja en cada uno de estos aspectos para promover cambios que mejoren la calidad de vida. Al abordar tanto los procesos cognitivos como las conductas, la TCC ayuda a las personas a identificar y modificar patrones disfuncionales, facilitando una mejor adaptación y bienestar.
Es una terapia basada en la evidencia y sostenida por mucha investigación, a diferencia de otros tipos de corrientes terapéuticas.
Es el estudio de las funciones mentales superiores como la memoria, la atención, el lenguaje, las funciones ejecutivas y visoespaciales.
La Neuropsicología, como disciplina científica dentro del campo de la Neurociencia, abarca un conjunto de conocimientos teóricos y experimentales sobre las relaciones existentes entre el cerebro, los procesos cognitivos superiores y la conducta humana. En su vertiente aplicada, la Neuropsicología Clínica se ocupa de identificar, describir, evaluar, diagnosticar y rehabilitar las alteraciones cognitivas, conductuales y emocionales derivadas de las disfunciones del sistema nervioso central.
La evaluación neurocognitiva consiste en una serie de pruebas y técnicas que se administran para medir y analizar el funcionamiento cognitivo de una persona. Estas evaluaciones están diseñadas para identificar y cuantificar cambios en las diferentes funciones mentales como la memoria, la atención, el lenguaje, los procesos ejecutivos y las habilidades viso espaciales.
El proceso incluye una entrevista clínica, cuestionarios y una batería de pruebas estandarizadas adaptadas a las necesidades del paciente, de acuerdo al motivo de consulta y con el fin de describir el funcionamiento cognitivo. Sirve como estudio complementario para que el médico a cargo pueda correlacionar con otros estudios e identificar trastornos neurocognitivos.
Las evaluaciones neuropsicológicas se utilizan en el ámbito clínico como herramienta de diagnóstico y planificación de tratamiento, educativo y jurídico. Además, es un estudio que los médicos tratantes e instituciones suelen pedir para lograr la obtención de la licencia de conducir y el Certificado Único de Discapacidad.
La estimulación cognitiva es un conjunto de actividades y ejercicios diseñados para mantener o mejorar las funciones cognitivas, como la memoria, la atención, el lenguaje, las funciones ejecutivas y la viso espacialidad entre otras.
Su objetivo es ralentizar el deterioro cognitivo y/o trabajar dificultades puntuales que pueda presentar una persona con alguna enfermedad neurológica con el fin de mejorar su calidad de vida. Incluso puede realizarse de manera preventiva para mantener activas las funciones mentales.
La forma en que nos comunicamos y nuestras interacciones cambiaron drásticamente. A pesar de los avances tecnológicos que facilitaron la comunicación a distancia, también se observó una reducción en la interacción social y un aumento en el sentimiento de soledad.
Hoy, muchas personas buscan un espacio seguro para hablar sobre sus problemas y obtener una nueva perspectiva sobre sus conflictos. Mi objetivo es facilitar el encuentro entre los consultantes y el terapeuta adecuado, considerando cada necesidad específica y seleccionando al profesional que mejor se ajuste a cada situación.
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